domingo, 7 de febrero de 2010

El Amor: ¡Qué terror!

Hoy vi una película de terror y en una escena una pareja se tomó de la mano. Entonces me sentí romántico.

Alerta roja. Me estoy enamorando.

Ya los dos últimos meses, sucede que por las noches quiero hablar con ella, contarle de mis cosas, oír su voz, reirnos juntos, chismear. Y quiero verla por supuesto.

Y por supuesto también, tengo su foto aquí en la compu para observarla embobado de cuando en cuando.

Se veía venir.

Pudo ser ella, como pudo ser otra (que no cualquiera) que se aproximase a mí.

Me estoy enamorando. Alerta roja, digo... me muero de miedo.

Me estoy enamorando porque tenía que suceder, porque estoy sólo, porque soy sensible, porque me encanta la cursilería, porque soy medio masoquista: capaz de sufrir por alguien y disfrutar a su vez de esa sensación.

Alguien como yo es propenso a ilusionarse, es la verdad.

Pero yo me he resistido y resistido al amor en los últimos años.

Ello en parte debido a relaciones traumáticas del pasado y en parte por la percepción de un presente y un futuro incierto.

Explico esto último: sufro un desorden neuro-químico en el cerebro que me afecta tanto en lo físico, como en lo psíquico. Soy un discapacitado, apenas puedo trabajar pocas horas al día debido a mis síntomas (migrañas, mareos...) y encima delusiono un día sí y al otro también.

¿Qué puedo ofrecerle yo a una eventual pareja?. Difícil asunto: ¿no?.

Pues es por todo esto que temo enamorarme, por el miedo a no poder concretar una relación, a quedarme solo y vivir rumiando mis carencias afectivas (de dar y de recibir).

Y sin embargo, llega la noche y quiero oir su voz. Salgo a la calle y gustaría de caminar tomado de la mano con ella. Una puesta de sol y ya me imagino a su lado en la playa. Quiero tenerla a mi lado. Me gusta. La quiero.

No sé qué hacer.

No sé y este asunto me está moviendo el piso, me asusta tanto, me hace proyectarme hacia los años venideros (presumiblemente peor de salud), en resumen: es de terror la cosa.