viernes, 17 de abril de 2009

"Desperuanizar" al Perú...¡ya!

Ya lo he dicho antes y lo repito una vez más: no me gusta escribir sobre el Perú en sí.

No porque este país carezca de importancia, sino por dos opuestos contrarios: el Perú tiene demasiado valor para que su análisis se vea ensimismado y además porque el Mundo tiene mucho más valor aún para que se encapsule el debate en localismos, sea el Perú, Cuba, Israel, Estados Unidos, China, Europa o la comunidad que sea.

Además y esto lo digo con el Hígado: me harta la polémica provinciana hecha desde puntos de vista concretos con el objetivo de descalificar al rival de clase, de raza, de etnia... Hay demasiado resentimiento en este país llamado Perú y esto vale para todos sus sectores, incluso los más privilegiados (sí, esos que viven resentidos de "haber nacido en el país equivocado" como lo ha dicho literalmente más de uno de sus representativos intelectuales).

¿Entonces yo también soy un Resentido?: ¡por supuesto que sí!: es inevitable. El asunto es que lo asumo, lo trabajo, lo proceso (o al menos eso intento) y busco pues marcar distancia en lo posible de esta condición.

Y en este camino observo que ¡Vaya! hay cosas mucho pero mucho más importantes que las polémicas entre "Sociatas", "Populares" y "Autonómicos" en España, entre "Escuálidos" y "Robolucionarios" en Venezuela... entre "Caviares", "Rojos", "Reaccionarios", "Búfalos", en el Perú.

Me refiero a un Mundo que se juega sus últimas chances de ser viables. El cambio climático y las nuevas reglas del juego de la guerra y la economía que desplazan el rol del Estado-Nacional como garante no sólo de la Paz y del Bienestar del Planeta sino algo más: de su propia supervivencia.

Se necesita entonces una nueva arquitectura mundial, una reforma integral al esquema de las Naciones Unidas.

Y consustancialmente, una reforma integral también al código ético-jurídico mundial de los Derechos Humanos.

Tareas nada fáciles ¿no?. A ver si dejamos un poco de "jorobarnos" entre cuatro gatos, de "reflexionar peruanamente" entre nuestras paredes geográficas, de encerrarnos en la "habitación" de la frivolidad y chismografía de barrio.

Este mensaje va dirigido a la opinión pública peruana: míremos con responsabilidad y sin complejos al mundo que nos rodea. Algo podemos y debemos hacer respecto a los inmensos retos que nos rodean.